miércoles, 20 de mayo de 2020

Leer y escribir para vivir

Hoy os recomiendo un libro sobre la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura que me ha servido de gran ayuda para conocer este proceso tan importante y poder abordarlo adecuadamente en el aula.

Montserrat profundiza sobre el proceso de la lectoescritura desde un enfoque constructivista, en el que el aprendizaje se adquiere de forma significativa y para lo cual es necesario que se den una serie de condiciones. 
Describe las distintas etapas evolutivas de la escritura propuestas por Teberosky para poder facilitar una intervención lo más ajustada a las necesidades de los niños y, desde este mismo enfoque, analiza también la importancia de la labor del maestr@ en todo este proceso, haciendo por un lado de modelo escritor y lector como por otro de estimulador y facilitador ofreciendo situaciones reales de aprendizaje que supongan pequeños retos para el alumnado.
En la última parte del libro nos ofrece distintas propuestas de actividades/juegos para llevar a cabo en el aula en las que se crean situaciones de aprendizaje, tanto de la lectura como de la escritura. 

Un libro muy sencillo de leer y de entender pero sobre todo real, donde se describen situaciones a través de conversaciones entre la maestra y los niños durante las distintas rutinas del día y donde, inevitablemente, me he sentido identificada con muchas de ellas. Conversaciones que dan gusto oír y que merecen la pena anotar en un diario para recordar los momentos tan increíbles que se dan en el aula teniendo a los niñ@s como protagonistas. 

martes, 19 de mayo de 2020

Día de la amistad

Como sabéis, le doy mucha importancia y  me encanta trabajar la educación emocional en el aula (es la base de todo). Por ello,  siempre que puedo aprovecho para hacer pequeñas actividades en las que potenciamos la autoestima, fomentando de esta manera sentimientos y emociones positivas. La autoestima es un elemento básico y fundamental a trabajar desde que se es pequeño, además de para tener un buen desarrollo en el aprendizaje, también lo es para tener una buena imagen de nosotros mismos y así poder relacionarnos mucho mejor con los demás. 

Quise celebrar de alguna manera el día de la amistad con un grupo de 5 años y para ello todos se pusieron por parejas para escribirle (en un corazón que les entregué) a su amig@ un mensaje positivo, el cual le entregarían después una vez terminado y decorado. 

Una vez realizado hicimos una asamblea en la que compartimos entre todos aquellas cosas que más nos gustaban de nuestros amig@s. Es muy enriquecedor vivir estos momentos tan sencillos, pero a la vez tan necesarios, en los cuales expresamos nuestros sentimientos e ideas y valoramos al otro con sus acciones y sus comportamientos hacia uno mism@. De esta forma se refuerzan las relaciones, se generan vínculos afectivos más estrechos y cercanos entre los iguales (y el grupo en general) y poco a poco se va siendo más conscientes de la importancia que tiene cuidar a la gente que queremos, y por supuesto, hacérselo saber.


Ese día, en el grupo de mis niños eran impares por lo que yo recibí mi mensaje personalizado de una alumna a la que también le entregué mi corazón.  Mensaje que, a día de hoy y después de 3 años, sigo conservando en mi nevera y que me hace muchísima ilusión al recordar aquellos momentos.

        

Una actividad muy sencilla en la que, además de trabajar el valor de la amistad también se trabaja la lectoescritura de manera significativa y real donde se aprende el sentido fundamental de la escritura que en este caso es comunicar, de forma escrita, un mensaje. 



miércoles, 13 de mayo de 2020

El lado bueno de las cosas

Poco a poco parece que vamos viendo la luz después de esta experiencia tan horrible que nos ha tocado vivir, pero aunque parezca mentira, a la vez positiva en muchos aspectos.
Personalmente ha sido como volver a vivir un duelo en el cual he pasado por diferentes momentos a lo largo de las semanas (no todos pasamos por los mismos ni de la misma forma).  Momentos de incredulidad, de negación, de rabia y enfado, de tristeza y malestar general y otros en cambio de aceptación y bienestar. Ha habido muchos altibajos como los hay en el día a día en la vida, momentos de felicidad en los que estamos arriba y parece que todo fluye y otros en cambio de tristeza en los que caemos de golpe y nos cuesta seguir hacia delante... para volver, cuando menos te lo esperas, a estar otra vez arriba...pero ya no de la misma manera, si no cada vez más reforzad@. Lo importante para mí ha sido saber aceptar esos altibajos, sin juzgarme ni querer buscar una explicación...sabiendo que las mejores lecciones se aprenden en los peores momentos, por eso se que de alguna manera este confinamiento ha supuesto un gran aprendizaje.

Para mí ha sido un gran crecimiento personal en muchos aspectos, con ayuda (gracias Nuria por ser mi gran apoyo psicológico) me he superado a mí misma, me he liberado de muchos miedos y he permitido darme la oportunidad de sacar lo que necesitaba en cada momento, ya fueran emociones agradables o no.

Todos de algún modo, hemos valorado más las pequeñas cosas a las que antes no dábamos tanta importancia por el simple hecho de que estaban ahí y nunca nos faltaban. Quiero creer y estoy segura de que así será, que a partir de ahora seremos mejores personas, más cercanas, más presentes y más agradecidas. 

Como maestra, no puedo evitar pensar en los padres de mis alumnos (tanto actuales como anteriores) y en lo que ha supuesto y está suponiendo este encierro. Antes de que nos obligaran a quedarnos en casa, el ritmo de vida que se llevaba en general era frenético y en muchos casos no se disponía como se deseaba del ansiado TIEMPO. Sé que muchas familias debido al trabajo, a la realización paralela de másters o diferentes estudios, de las tareas del hogar con todo lo que ello conlleva...en general, por la infinidad de presiones y responsabilidades que se tienen diariamente, no contaban con el tiempo suficiente para pasarlo con los hij@s y disfrutar de ellos estableciendo una relación constructiva y de calidad como les gustaría.

Quizás se sentían culpables de la situación en la que se encontraban porque, inevitablemente, esta ausencia o falta de tiempo provocaba ciertos efectos negativos en las relación con los hijos. Estos, sobre todo cuando son más pequeños y dependientes, sabemos que demandan mucha atención y lo que mayormente necesitan es sentirse escuchados, comprendidos y valorados.

Por ello creo que aquellos que se encontraban en esa situación este confinamiento ha podido ser (en la medida de las posibilidades y si el trabajo así lo ha permitido) una gran oportunidad para recuperar el ansiado tiempo y aprovecharlo con los hij@s, sin prisas de por medio y fortaleciendo lazos afectivos. Pero no sólo para ellos, si no también, para todas las familias en general que han visto reforzadas positivamente sus relaciones, ya sea entre la pareja, con los hermanos, hijos o entre amigos.
Y con esto no me refiero a pasar este tiempo con ellos haciendo deberes y más deberes, si no permitiendo relajarse y haciendo cosas divertidas que normalmente no se podían realizar en el día a día. Jugar, bailar, cantar, cocinar...en definitiva disfrutar de la compañía y el amor de los hijos en un ambiente tranquilo y sosegado.

Dicen que todos de alguna manera somos creativos y es cierto que han sido unos meses en los que seguro que hemos creado algo (en la medida de nuestras posibilidades) ya sean vínculos afectivos más sanos, relaciones inesperadas, pensamientos nuevos, música, proyectos... Cualquier cosa que saquemos de positivo de esta situación nos ayudará a seguir llevándolo de la mejor manera posible y a avanzar hacia delante aprovechando el tiempo y la vida. 



lunes, 11 de mayo de 2020

¿Método tradicional o trabajo por proyectos?

Hoy me gustaría recomendar, a la vez que reflexionar un poco sobre él, un libro que encontré por casualidad no hace mucho. Puede resultar de utilidad en cuanto que hace plantearte y pararte a pensar si realmente hay una conexión entre el pensar y el sentir con el hacer, concretamente con la metodología de trabajo que utilizamos en el aula ya que, en función de esta, dependerá nuestra acción educativa futura. Este, precisamente, ha sido uno de los dilemas con el que me he encontrado durante los años que llevo trabajando.

El libro analiza los 4 modelos distintos más frecuentes en la práctica docente en los que concretamente en la etapa de Educación Infantil predominan dos, el modelo tradicional (método de fichas) y el modelo de investigación en el aula (trabajo por proyectos).  En función de la metodología que se lleve a cabo dependerá la organización de los espacios, unos espacios que no son creados fruto del azar si no que están sujetos a una determinada forma de pensar, de entender la educación y la infancia. En concreto, el libro ofrece propuestas de organización espacial (basándose en la metodología interactiva) a través de unos espacios abiertos, significativos, ricos, interesantes y de escucha en los cuales se permite al niño ser autónomo así como interaccionar y dialogar, dando la posibilidad de crear aprendizajes suscitando el interés y la emoción.

Como todas las profesiones, se aprende a ser maestro en la práctica...a base de experiencias y por supuesto de errores y rectificaciones... en definitiva, vamos pasando por diferentes etapas y momentos para llegar a convertirnos en nuestra mejor versión y en el maestr@ que verdaderamente queremos ser y con el que nos identificamos. Por ello, en ocasiones, cuando se comienza a trabajar te ves influenciad@ (como es absolutamente normal) dejándote llevar por tu entorno, por la experiencia y sabiduría de los compañeros que llevan años dedicándose a ello y, que por lo tanto, son de gran ayuda en tus comienzos. Yo recuerdo mi primer destino (con 23 años) y el miedo tan inmenso que me invadía al tener que enfrentarme por primera vez a un grupo de 25 personas de 3 añitos que dependerían de mi quehacer y estaba ¡yo sola ante el peligro! Para mí fue una gran suerte poder contar con algunos compañer@s que me pudieron orientar y aconsejar en diferentes aspectos y de los que aprendí mucho, en concreto de Rocío, mi compañera y tutora de prácticas el año en el que aprobé la oposición. Fue un año realmente duro, con muchos miedos e inseguridades donde no me pusieron nada fácil las cosas (sobre todo al principio) por falta de confianza debido a la edad y por lo tanto a mi inexperiencia. A pesar de ello (o quizás gracias a ello) resultó ser un año muy gratificante y satisfactorio y una vez echada la vista atrás, cometí errores, por supuesto, pero siempre puse todas mis ganas, esfuerzo e ilusión por aprender y mejorar cada día.

El problema está, desde mi punto de vista, cuando caemos en el error de acomodarnos sólo con lo que hemos visto (aunque no nos convenza) y de hacer algo en lo que no creemos. Recuerdo una vez una compañera que hablando sobre la metodología tradicional me dijo que no me gustaba y que, por ello, no sabía vendérsela bien a los padres...y tenía toda la razón... no puedo vender algo en lo que no creo.
En los 11 años que llevo trabajando he pasado por 6 colegios diferentes donde ha primado la forma tradicional a través de métodos de editoriales. He estado acostumbrada a ver este tipo de metodología y no me siento identificada con ella porque creo que no fomenta un aprendizaje y un descubrimiento por parte del alumno de una manera divertida, dinámica y ni mucho menos significativa. Yo misma he pasado por ella, era la que te encontrabas cuando llegabas al centro y que tenía que llevarla a cabo al igual que mis compañeras pero, poco a poco, me daba cuenta de que no me convencía y que empezaba a haber una desconexión entre mi pensar y mi hacer.

Con esto no quiero decir que no realice fichas, las utilizo en la medida en que lo creo necesario e intentando que tengan un sentido para el alumno, como por ejemplo, dentro de un proyecto o de una rincón. Pero creo que se abusa mucho trabajando con las fichas a la hora de enseñar cualquier contenido cuando podemos en la gran mayoría de los casos evitarlas utilizando una metodología más manipulativa y vivencial. Tampoco trabajo solo a través de proyectos, selecciono por lo tanto de cada una aquello que considero más oportuno, dando lugar a diferentes formas metodológicas dentro de mi aula como puede ser a través de los rincones o  talleres. Me he ido formando a lo largo de estos años a través de cursos y seminarios para conocer lo que implica trabajar de esta forma y a día de hoy sigo haciéndolo porque he comprobado por mí misma en el aula que para los niñ@s  aprender se convertía en algo apasionante y divertido, dentro de un contexto significativo en el que las actividades cobraban un sentido.

En conclusión, creo que es importante de vez en cuando reflexionar sobre nuestra acción educativa ya que con las prisas y el ritmo que llevamos en el aula, a veces no nos paramos a pensar en el porqué hacemos lo que hacemos y en el cómo lo hacemos. Es inevitable en ocasiones que haya distancia entre lo que hacemos y lo que nos gustaría hacer debido a las circunstancias, que no siempre son favorables, pero lo fundamental desde mi punto de vista es ser lo más coherente posible con nuestra forma de ser y estar en el aula e ir poco a poco disminuyendo esta distancia en la medida de las posibilidades. No creo que haya sólo un método único y válido a la hora de enseñar, al fin y al cabo, todos nos ofrecen distintas posibilidades y cada debe elegir aquel o aquellos con los se siente más identificado. Como dice el refrán "cada maestrillo tiene su librillo"...

domingo, 10 de mayo de 2020

Enseñar y aprender a pensar: rutas de pensamiento

Desde hace ya bastantes años (en 2005 realicé mi primer curso) me gusta acudir a los congresos que organiza AMEI (http://www.waece.org/inicio.html) y hace dos descubrí en uno de ellos una metodología activa de la mano de Amparo Escamillas  para potenciar el pensamiento en los niños de una manera eficaz y práctica. ¿Cómo? A través de una serie de interrogantes que impulsan la reflexión, la madurez y la autonomía y que permiten, por lo tanto, una mayor comprensión. Es importante que todo ello se haga necesariamente en un clima de bienestar y confianza donde se estimule y se elogie el esfuerzo y los niños se sientan seguros exponiendo sus conocimientos y pensamientos, potenciando la curiosidad y el interés.

Sobre cualquier tema o unidad didáctica/proyecto podemos crear una ruta de pensamiento con una serie de interrogantes (¿qué? ¿cómo? ¿por qué? ¿para qué? ¿dónde? ¿con qué? ¿cuando? ¿quienes? ¿qué pasaría si?... ) para estimular a los niñ@s a pensar y también a compartirlo con los demás. 

En este libro se ofrecen varias técnicas de pensamiento muy bien explicadas y fáciles de entender (que serán diferentes dependiendo de la madurez del alumnado) que podemos llevar a la práctica (en distintas formas organizativas: asamblea, individual o parejas) a la hora de abordar los contenidos con nuestros alumnos, favoreciendo así el desarrollo de situaciones de aprendizaje que les exijan pensar sobre ellos. 
Os animo a que investiguéis sobre ello (si no lo conocéis ya) aplicándolo en el aula y acostumbrando a los niños a pensar de una manera ordenada. 

jueves, 7 de mayo de 2020

Papiro egipcio

Hoy os quiero enseñar una actividad muy sencilla y  atractiva que realicé durante el proyecto de África y que resultó muy divertida para los niños, un papiro egipcio. Os explico los pasos a continuación para realizarlo.
El material que se necesita es:
- una cartulina
- unas gasas
- pegamento/cola
- pincel
- café
- pinturas/ rotuladores

Primeramente se le entrega a cada niño una cartulina (mejor que el soporte sea grueso) y unas gasas. Se le pide que la abra y la estire para poder pegarla sobre la cartulina. Con 3 gasas es suficiente para poder cubrir toda la cartulina. Si se desea, se puede hacer el mismo procedimiento por los dos lados de la cartulina, queda más completo y real. En este caso, necesitaríamos el doble de gasas. 
¡Para la próxima vez lo haré por ambas partes!

 



Para pegar las gasas sobre la cartulina se echa previamente pegamento (más sencillo para los niños) y se van colocando encima en vertical, dejando sobresalir un poquito por fuera de la cartulina.


Una vez pegadas, se untan con la mezcla de café y agua (una cucharada de café, un vaso de agua y un poco de cola)  ayudándose de un pincel (se puede añadir cola también y no es necesario utilizar previamente el pegamento). 

         
                                                         

Una vez que ha quedado bien empapado se deja secar sobre una superficie plana durante un día para que se quede totalmente seco y se pueda dibujar con pinturas, rotuladores o témperas. 

               
A la hora de dibujar, les ofrecí el alfabeto egipcio  por si querían realizar las letras de su nombre así como otros  dibujos que previamente ya habíamos conocido. 

          

 Este papiro es un modelo que realicé yo misma con rotulador negro para comprobar cómo quedaba. Se pueden perfilar, si se desea, los dibujos para realzarlos y que se vean mucho mejor. 

Modelo profe


¡Os dejo un video de Art Attack para que veáis el proceso!


martes, 5 de mayo de 2020

¿Quién dijo miedo?

Como señala Mar Romera, experta en educación emocional y con la que no puedo estar más de acuerdo, las emociones no son buenas ni malas, simplemente son agradables o desagradables y hay que vivirlas todas en su totalidad. En concreto con el miedo sentimos una sensación desagradable ante un peligro que puede ser real o imaginario. Esta emoción es muy necesaria y positiva en el sentido que nos pone en alerta ante una amenaza, haciéndonos actuar con prudencia en muchas circunstancias que pueden ser arriesgadas o peligrosas para nuestra vida.
El problema está cuando la sentimos en situaciones que no son reales, sino que son ilusiones pero que igualmente lo experimentamos como si lo fuera.

En el aula con los peques encontramos, sobre todo partiendo de los cuentos o películas infantiles,  infinidad de ejemplos en los cuales los niños manifiestan de alguna manera el miedo que tienen hacia la oscuridad, la soledad, las arañas, los lobos... y nos cuentan de qué manera se enfrentan a ellos. 

Los miedos en los niños van cambiando y evolucionando con el tiempo, aparecen y desaparecen según van creciendo y madurando. Desde mi punto de vista para ayudarles a enfrentarse a ellos es importante tratarlos de forma natural, tomando consciencia y exteriorizarlos abiertamente sobre todo aquellos que nos preocupan y que nos hacen sentir angustia, bloqueo, nerviosismo...en definitiva, un malestar general que nos afecta negativamente.
Los cuentos es una buena forma de conectar con ellos y a día de hoy contamos con  infinidad de ellos con los que podemos disfrutar y enfrentarnos a ellos de una forma divertida.

Hoy os presento uno que hace ya bastantes años conté a un grupo de 5 años a raíz de los miedos que surgieron un día en clase.



La protagonista del cuento se llama María, una niña que no podía dormir porque había unos horribles monstruos que la hacían muchas travesuras durante la noche. Un día, al ver a la luna desde su ventana pensó que si cortaba un trocito y la dejaba en su cuarto, los monstruos no irían a verle y le dejarían tranquila. El problema entonces llegó a la ciudad porque sin la luz de la luna nadie veía nada... las ratas se portaban muy mal y los gatos empezaron a tener muchos accidentes por lo que fueron a quejarse al rey gato. Éste decidió prestarle a María su guardia real, un gato que se encargaría de vigilar toda la noche para que María pudiera dormir...porque ya se sabe que a los monstruos les dan mucho miedo los gatos. 



A partir de este cuento, Cristina (la chica de prácticas con la que contaba en el aula y una maestra extraordinaria además de una gran amiga) preparó una animación para poder trabajar los miedos de una forma divertida. 

En la biblioteca recordamos el cuento y les presentó el armario de los monstruos, un armario en el cual poder meter todos los monstruos y echar la llave para que ninguno pudiera escapar y asustar a los niños. 
¿Cómo lo hicimos? Cada uno dibujó el monstruo que más miedo le daba (sus temores en general) y una vez terminado, le pusieron un nombre (aprovechando que estaban en 5 años y practicábamos así la lectoescritura). Antes de meterlo al armario, los tiraron al suelo, los pisaron y arrugaron con todas sus fuerzas. Cerramos el armario con llave para que así no   pudieran  escaparse,  pero si así fuera en algún momento... ¡ya estaba el gato  de vigilante!


    



                                          
                                                                          "El armario de los monstruos"                     

Es una actividad que resulta divertida para los niños y que puede ayudarles a gestionar y superar sus miedos. Se puede realizar fácilmente sólo con una caja de cartón, decorarla como se quiera y convertirla en una caja comemiedos donde podamos guardarlos ¡sin miedo a que nos asusten!

sábado, 2 de mayo de 2020

El hombre en busca de sentido

¿Cómo no perder la fe en el futuro y no darse por venido cuando eres prisionero en un campo de concentración? ¿Cómo poder tener fortaleza interior, buscando un objetivo que de sentido a tu vida cuando vives una situación tan dramática llena de sufrimiento?

En este libro de Viktor Frankl, psicólogo austriaco, nos cuenta la dura experiencia que tuvo que vivir y cómo se enfrentó a ella. Da un auténtica lección de vida donde la clave está en el desafío de elegir, de saber darle la vuelta a una terrible situación para convertirlo en un triunfo interior. Leyendo su relato es increíble ver la esperanza que tenía de superar el sufrimiento, la actitud que mostraba frente a la vida a pesar del dolor que experimentaba. Precisamente esa actitud fue la hizo que él sobreviviera y otros no, buscó un sentido por el que luchar. Según él, no importa lo que se espera de la vida si no lo que ésta espera de nosotros, de esta manera, quién tiene un porqué puede resistir cualquier cómo.

Me ha parecido un libro extraordinario e imprescindible que inevitablemente te hace reflexionar y es que, a pesar de lo injusta e inhumana que pueda ser la vida en muchas ocasiones, hay que tratar de buscarle un sentido, una finalidad para luchar (aunque en ese momento de sufrimiento sea difícil de encontrar) y obtener así un aprendizaje en el futuro... porque como dijo Nietzsche, lo que no te mata, te hace más fuerte. Afirmación con la que estoy totalmente de acuerdo ya que al final las mejores lecciones de la vida, se extraen a menudo de los momentos más duros. Sentir dolor y sufrimiento, en ocasiones, es inevitable pero debemos quedarnos con aquel que nos cambia y no sólo con el que nos lastima, aquel que nos convierte en mejores personas, que nos hace crecer a nivel personal y nos da fuerza para continuar.