martes, 5 de mayo de 2020

¿Quién dijo miedo?

Como señala Mar Romera, experta en educación emocional y con la que no puedo estar más de acuerdo, las emociones no son buenas ni malas, simplemente son agradables o desagradables y hay que vivirlas todas en su totalidad. En concreto con el miedo sentimos una sensación desagradable ante un peligro que puede ser real o imaginario. Esta emoción es muy necesaria y positiva en el sentido que nos pone en alerta ante una amenaza, haciéndonos actuar con prudencia en muchas circunstancias que pueden ser arriesgadas o peligrosas para nuestra vida.
El problema está cuando la sentimos en situaciones que no son reales, sino que son ilusiones pero que igualmente lo experimentamos como si lo fuera.

En el aula con los peques encontramos, sobre todo partiendo de los cuentos o películas infantiles,  infinidad de ejemplos en los cuales los niños manifiestan de alguna manera el miedo que tienen hacia la oscuridad, la soledad, las arañas, los lobos... y nos cuentan de qué manera se enfrentan a ellos. 

Los miedos en los niños van cambiando y evolucionando con el tiempo, aparecen y desaparecen según van creciendo y madurando. Desde mi punto de vista para ayudarles a enfrentarse a ellos es importante tratarlos de forma natural, tomando consciencia y exteriorizarlos abiertamente sobre todo aquellos que nos preocupan y que nos hacen sentir angustia, bloqueo, nerviosismo...en definitiva, un malestar general que nos afecta negativamente.
Los cuentos es una buena forma de conectar con ellos y a día de hoy contamos con  infinidad de ellos con los que podemos disfrutar y enfrentarnos a ellos de una forma divertida.

Hoy os presento uno que hace ya bastantes años conté a un grupo de 5 años a raíz de los miedos que surgieron un día en clase.



La protagonista del cuento se llama María, una niña que no podía dormir porque había unos horribles monstruos que la hacían muchas travesuras durante la noche. Un día, al ver a la luna desde su ventana pensó que si cortaba un trocito y la dejaba en su cuarto, los monstruos no irían a verle y le dejarían tranquila. El problema entonces llegó a la ciudad porque sin la luz de la luna nadie veía nada... las ratas se portaban muy mal y los gatos empezaron a tener muchos accidentes por lo que fueron a quejarse al rey gato. Éste decidió prestarle a María su guardia real, un gato que se encargaría de vigilar toda la noche para que María pudiera dormir...porque ya se sabe que a los monstruos les dan mucho miedo los gatos. 



A partir de este cuento, Cristina (la chica de prácticas con la que contaba en el aula y una maestra extraordinaria además de una gran amiga) preparó una animación para poder trabajar los miedos de una forma divertida. 

En la biblioteca recordamos el cuento y les presentó el armario de los monstruos, un armario en el cual poder meter todos los monstruos y echar la llave para que ninguno pudiera escapar y asustar a los niños. 
¿Cómo lo hicimos? Cada uno dibujó el monstruo que más miedo le daba (sus temores en general) y una vez terminado, le pusieron un nombre (aprovechando que estaban en 5 años y practicábamos así la lectoescritura). Antes de meterlo al armario, los tiraron al suelo, los pisaron y arrugaron con todas sus fuerzas. Cerramos el armario con llave para que así no   pudieran  escaparse,  pero si así fuera en algún momento... ¡ya estaba el gato  de vigilante!


    



                                          
                                                                          "El armario de los monstruos"                     

Es una actividad que resulta divertida para los niños y que puede ayudarles a gestionar y superar sus miedos. Se puede realizar fácilmente sólo con una caja de cartón, decorarla como se quiera y convertirla en una caja comemiedos donde podamos guardarlos ¡sin miedo a que nos asusten!

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