miércoles, 9 de septiembre de 2020

Construir, jugar y compartir


Hoy quería compartir con vosotros un libro que conocí y me hice con él gracias a la recomendación de la compañera Elisa Hernández en su blog  http://www.aprendiendoeninfantil.com/ que os aconsejo totalmente que visitéis. 
Es un libro muy fácil de leer y entender que merece mucho la pena porque propone actividades matemáticas muy ricas, cargadas de significado y en las cuales son los propios niños los que van construyendo el conocimiento matemático de forma progresiva y autónoma. 

Un enfoque constructivista que no tiene nada que ver con la forma repetitiva en las que se proponen fichas sin posibilidad de manipulación y experimentación, en las cuales los niños no sean sólo máquinas realizando fichas una tras otra como por ejemplo repasando la grafía de los números y uniendo mediante flechas a la cantidad que representa. 
Por ello, si queréis llevar a cabo actividades motivadoras y, lo más importante, con sentido, os recomiendo que os hagáis con este libro porque de esta forma las matemáticas, a través del juego, si son divertidas y constructivas.

Como he comentado en alguna ocasión, hay momentos en los que nos tenemos que adaptar a situaciones o compañeros trabajando de forma conjunta (aunque suponga ir en contra de tus pensamientos y forma de entender la educación). Sin embargo, cada vez más tienen menos peso y tiempo en mi aula dejando paso (desde hace ya tiempo) a aquellas actividades que os iré enseñando poco a poco sobre las que he trabajado. Cada vez, he tenido más claro que es la forma más adecuada, desde mi punto de vista y experiencia, para que verdaderamente los niños aprendan matemáticas de forma lúdica y nada aburrida. 

En el libro las autoras analizan múltiples situaciones de la vida diaria en el aula en las cuales las matemáticas están inmersas y que muchos docentes ya trabajamos de forma habitual, como son a través de las rutinas de la asamblea o rincones...entre otras.
Además propone actividades en las cuales se trabaja la noción de número de una manera significativa, creando situaciones en las que el niño se vea obligado a utilizarlo para resolver el problema o situación planteada porque así lo necesita. 
Igualmente dedica un capítulo en relación a las nociones espaciales y geométricas así como a la construcción de magnitudes. Un sin fin de objetivos para la construcción de conocimientos matemáticos pero siempre desde la experimentación mediante actividades significativas para su aprendizaje.

La última parte del libro está dedicada a unos proyectos que explican detalladamente y en los cuales se puede comprobar toda la carga matemática que poseen a través de distintas situaciones reales. Y es que, al igual que los adultos, los niñ@s aprenden cuando tiene sentido y puede ser útil en sus vidas, cuando les hacemos realmente partícipes de la situación. Debemos conseguir, cada vez más, que así sea en la escuela, como decía B.Franklin:



¡Muchas gracias Elisa por la recomendación del libro!

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