lunes, 19 de abril de 2021

¡Vivan las uñas de colores!

 


Os quiero compartir la lectura de un cuento totalmente recomendable y necesario para trabajar con los peques, tanto en casa como en la escuela. 
Durante la semana pasada estuvimos aprovechándolo al máximo sacando muchísimo aprendizaje de él a través de unas actividades.

Se trata del cuento "Vivan las uñas de colores", basado en una historia real, lo que significa que a día de hoy siguen ocurriendo esta serie de situaciones en nuestra sociedad.

El protagonista del cuento, Juan, es un niño al que le encanta pintarse las uñas por un simple motivo...PORQUE LE GUSTA. Hasta aquí, no hay ningún problema. El problema llega cuando va al colegio y algunos de sus compañeros se ríen de él por tratarse de algo que hacen "supuestamente" sólo las chicas. 
Juan comienza a sentirse muy triste y deja de hacerlo. A partir de aquí empiezan a suceder una serie acciones tanto por parte de la familia como de la escuela, dos pilares fundamentales que se unen para luchar e ir de la mano juntos. 
El cuento termina con un final muy emotivo que os animo a descubrir  porque se trata de una historia maravillosa que nos transmite y nos enseña grandes valores, tanto a los niños como a los adultos, ya que a veces, sin darnos cuenta, podemos llegar a reforzarles ideas estereotipadas con pequeñas conductas o palabras. 

Una vez finalizado el cuento, les propuse...¡¡¡pintarles las uñas!!! A lo que respondieron con un rotundo SIII!! 

Para algun@s, era la primera vez, para otros en cambio no. Lo que no resultó en ningún momento fue una obligación, sólo una simple propuesta que llevé a cabo con aquellos niñ@s que así me lo pidieron, todos menos dos compañeros. 
El respeto fue para todos, como siempre hacemos en clase. 



  

No daba a basto con tantos deditos 😅


Por lo que, al día siguiente, me pidieron que terminara de pintar las uñas que no había dado tiempo. 


¡El resultado les encantó!
¡No dejaban de mirarse sus manitas!



Cada uno de mis chic@s, cuando tuvieron sus uñas pintadas, seguían siendo ellos, con su esencia... 
¡nada había cambiado! Simplemente se dejaron llevar por algo que les apetecía y les gustaba en ese momento, sin miedo a que se les juzgara...y eso, es maravilloso. 
Después de hablar sobre el cuento, de ponernos en el lugar de Juan y de cómo nos hubiéramos sentido nosotros... vimos algunas imágenes en internet en las que los chicos también hacían lo que "se supone" que sólo pueden hacer las chicas, como por ejemplo, llevar vestido o el pelo largo con coleta.  

Desafortunadamente, seguimos en una sociedad donde aún existen muchos prejuicios y se sigue sin ver bien a aquellas personas que se salen de la norma establecida, a aquellos que son diferentes y que van en dirección opuesta a lo que se supone que es "normal". Por lo tanto, hablamos de la importancia de tener la libertad para poder hacer aquello que nos gusta sin tener en cuenta los prejuicios de los demás. 

Es imprescindible educar en igualdad, libertad y respeto fomentando que los niños desde pequeños sean libres de elegir y al mismo tiempo estén libres de prejuicios. Sin olvidarnos tampoco de lo importante que es ayudarles a expresar los sentimientos en cada momento, aprendiendo a gestionar así sus emociones sin tener miedo o vergüenza a expresarlas. 

Al día siguiente, en una segunda sesión, les propuse dibujar sus manitas sobre el papel para que quedase la silueta. 


  

Dibujar la mano no dominante fue fácil, lo difícil en algunos casos (como es lógico) fue al revés. Para lo cual, pidieron ayuda. Otros, sin embargo, se animaron a hacerlo ellos solitos. 

  

Una vez dibujadas y perfiladas con rotulador, les marcaron las uñas y empezaron a decorarlas como más les gustaba: con pequeños dibujos, con colores iguales o diferentes...

  

Después dieron color a sus manitas.


Y por último, escribieron el título del cuento.

Estos son algun@s ejemplos del resultado de la actividad:





¡Les han quedado chulísimas!

Como broche final, me pidieron bailar la canción que tanto les gusta y que hace poquito aprendimos en el día de la paz: ¡Vivan las manos de colores! Canción muy oportuna para ese momento que estábamos viviendo...

Y es que, da igual que se trate de manos, uñas, ropa, juguetes... 
¡cada un@ es libre de expresarse como más le gusta!

  


¡Vivan las uñas de colores y vivan las diferencias!



jueves, 15 de abril de 2021

Estampación con esponjas

 Hoy os quiero contar la actividad de arte que hemos comenzado y terminado en dos sesiones diferentes durante la semana pasada. 

Primero, a través de la técnica de la estampación, utilizamos pequeñas esponjas en forma de cuadrado y rellenamos (de forma libre) un folio tamaño DIN-4 con diferentes colores.

  

Después, una vez seco y en otra sesión posterior, dibujamos la figura humana con el rotulador negro (para resaltar) sobre el fondo de colores que previamente habíamos estampado. 


Este es el resultado de todos los trabajos:



En el siguiente enlace que os pongo a continuación podéis ver de forma interactiva la galería virtual que he  realizado a través de la aplicación Emaze.

EXPOSICIÓN EN EMAZE 

(pinchando en  el símbolo > os lleva a ver la galería de cada uno de los trabajos personalizados) .

Una actividad muy sencilla pero muy vistosa y colorida que me ha encantado su resultado.

¡Espero que os guste!

domingo, 11 de abril de 2021

El monje que vendió su ferrari

 Hoy es domingo, toca lectura y os quería recomendar un libro que tenía pendiente hace muuuucho tiempo pero que no cayó en mis manos hasta hace tres meses cuando me lo regaló una amiga.  Tenía ganas de adentrarme en él por lo que durante los días de vacaciones he podido leerlo tranquilamente.

Este libro, cuyo autor es Robin Sharma, cuenta la historia de Julián Mantle, un famoso y millonario abogado de éxito que, en un momento de su vida toca fondo al sufrir un infarto. Sumido en una crisis, decide desaparecer e irse al Himalaya donde allí conoce la cultura de los monjes de Sivana y un modo de vida diferente. A su regreso, totalmente transformado física y mentalmente, va a visitar a John, el narrador de la historia y antiguo conocido suyo (también abogado) al que le cuenta todo lo que ha aprendido de su estancia allí ya que al parecer sigue los pasos de él. 

Está escrito a modo de fábula y en él ofrece una serie de lecciones, muy sencillas pero eficaces, para llevar una vida en toda su plenitud. Lecciones a su vez,  que aunque no sean novedosas, (hay muchos libros de autoayuda que hablan de este tema) te hace recordarlas y reflexionar sobre ellas para ponerlas en práctica y conseguir así una vida simple pero más satisfactoria y feliz en paz y armonía.  

Para aquell@s que ya están metidos en el yoga, meditación o en otro tipo de prácticas similares quizás sea un libro más, pero para los que empiecen en este mundo puede recomendable comenzar leyendo este libro.  

Desde mi punto de vista, me ha resultado una lectura muy amena y sencilla, (a pesar de repetir algunos aspectos) con un vocabulario utilizado muy  accesible y nada complejo a pesar de tratarse de un tema tan profundo. Personalmente, el desarrollo personal es un tema que me atrae bastante y he leído muchísimos libros de este estilo pero, hasta ahora,  pocos me han hecho un "click" dentro de mí como para poner en práctica todas o algunas de sus enseñanzas. Y este, junto con "El poder de confiar de ti" es uno de ellos. 

El autor va directamente al grano, explicando las enseñanzas relacionadas con antigua cultura oriental sin profundizar demasiado en la vida de los protagonistas, lo cual puede parecer demasiado forzado pero, personalmente, ahonda lo justo para entender la vida de cada uno de ellos.

Me ha gustado bastante y he sacado mucho jugo de él, muestra de ello es lo lleno que lo he dejado de anotaciones y subrayados para después escribir las reflexiones más importantes para mí y dejarlas a la vista. Es algo que siempre hago en este tipo de libros porque fácilmente se nos olvidan las cosas más sencillas de la vida y no conviene perderlas de vista cuando más lo necesitamos.  En algunos aspectos un@ se puede sentir identificad@ con las experiencias que cuenta,  ya que a veces, sin darnos cuenta, estamos metidos de lleno en una vida tan frenética que inevitablemente nos desconectamos de nuestros verdaderos deseos, sueños e ilusiones. Como se puede leer en el libro, "los árboles no nos dejan ver el bosque". 

En definitiva, un libro de lectura fácil que te deja excelentes reflexiones donde puedas sacar provecho de cada una de ellas poniéndolas en práctica (personalmente algunas de ellas ya forman parte de mis hábitos en mí día a día), teniendo voluntad y deseo y sacando el tiempo en lo que verdaderamente es importante para uno, porque como bien dice Victor Kuppers, otro de mis referentes "Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante" . Y esto tenemos que tenerlo en cuenta antes, sin duda, de que sea demasiado tarde. 


miércoles, 7 de abril de 2021

¿Mesas con nombres o sin ellos?

Hoy quería compartir mi experiencia en relación a un aspecto que es muy común ver en las aulas de infantil: el nombre de los alumnos escritos en las mesas.

Cuando comencé a trabajar, era normal ver el nombre de cada peque, por dos motivos fundamentalmente: primero como señal de pertenencia y segundo, como un recurso facilitador (al tenerlo tan cerca y accesible) para poder iniciarse en el proceso de la lectoescritura.

Sin plantearme nada más, yo misma empecé a ponerlo en práctica con mis primeros grupos. 

En mayúscula en 3 y 4 años

En minúscula en 5 años

En todas las aulas de mis compañeras podía ver que se hacía de la misma manera... en todas menos en una, la de mi compañera Elena. Me sorprendió tanto el no verlos escritos que le pregunté el motivo. Me dijo que no los ponía porque cada niñ@ se podía sentar donde quisiera en cada momento. 

Debo reconocer que me pareció una auténtica locura y así se lo comuniqué... ¿pero y no se pelean? ¿qué haces si hay conflicto? ¿les cambias tú de sitio? Ella me insistía en que no había ningún problema entre sus alumn@s y que cuando los había lo solucionaban ellos...¡no podía creerlo!

Pasaban los años y siempre me sorprendía mucho que ella fuera la única compañera que no los ponía en las mesas. No me atrevía a cambiar el modo de organizarlo hasta que, curiosamente, poco tiempo después, en un curso que estaba realizando sobre proyectos, se trató precisamente este tema y vi una gran oportunidad para preguntar de nuevo y exponer mis dudas y miedos. 

Recuerdo que la ponente me respondió con otra pregunta: 

-¿Cuando vas a realizar un curso, con quién te sientas?¿con tus amig@s o con gente con la que te obligan?

Obviamente mi respuesta fue con mis amig@s pero aún así, le quise exponer mis miedos, que sin duda, el mayor de ellos era la posibilidad de que hubiera conflictos y, por otro, perder esa seguridad que me daba tenerlos a todos controlados. Ante esto, ella me dijo algo que me quedó marcado y muy grabado dentro de mí y que hizo que al día siguiente quitara el nombre de las mesas. Me explicó que, sobre todo en los 3 añitos, el conocimiento pasa por el aspecto emocional, social y oral, por lo que poniendo el nombre en las mesas les estábamos privando a los peques de ese gran aprendizaje, sobre todo el emocional. Con respecto a los conflictos, se tenían que superar todos aquellos que surgieran en el aula, pero había que darles la oportunidad. 

Me animó a que cambiara la metodología de un día para otro y que no volviera a ella aunque así lo deseara.

Debo reconocer que no fue fácil (ya que no estaban acostumbrados) y me dieron ganas de tirar la toalla y volver a poner los nombres, ya que como esperaba, surgieron problemas a la hora de sentarse, sobre todo cuando dos niños coincidían a la hora de sentarse en la misma silla. Sin embargo, aunque me daban ganas de solucionar el problema y tomar yo la solución me mantuve a la espera y les dejé que fueran ellos los que llegaran a un acuerdo. Siempre lo hicieron.

Personalmente, al principio no me cuestioné nada y simplemente me resultaba fácil que cada uno estuviera sentado en un mismo sitio, elegido además por mi misma y que siempre que fuera necesario, pudiera cambiarles. 

Como digo siempre, no se trata de que sea o no la mejor forma, simplemente es una metodología más que podemos poner en práctica o no, hablo desde mi experiencia personal y cómo me ha funcionado en mis aulas.

Si como profes nunca lo habéis probado os animo a hacerlo porque aunque pueda parecer una locura (eso mismo pensaba yo) no sabéis la información que nos da en relación a nuestros alumn@s además de toda la carga emocional que conlleva ¡es maravilloso! Es increíble observarles, sin mediar (a no ser que sea absolutamente necesario) y comprobar cómo van gestionando ellos solos la situación, a la vez que van tomando decisiones para la resolución de sus pequeños conflictos. 

Esto no quiere decir, que haya excepciones y que a veces tengamos que colocar de forma estratégica a algun@s alumn@s por otro tipo de necesidades (por ejemplo, problemas de caracteres/personalidad o aprendizaje). 

Este año, debido al Covid no podía seguir haciéndolo de la misma manera con mi grupo de 4 años ya que cada alumno tenía que tener su propia silla, sin embargo, lo que sí he podido hacer es empezar el trimestre con un nuevo cambio de sitio, que nos durará hasta final de trimestre. Sólo han tenido que mover la silla, ya que el nombre estaba pegado en el respaldo. 

Nombre que no necesito que esté escrito en la mesa porque se los dejo ver a la vista en la puerta de un armario de clase (pegados con velcro) y siempre que lo necesitan, van a cogerlo y después, lo colocan de nuevo en su sitio. De esta forma, evito que continuamente se despeguen de las mesas y acaben destrozados, rotos y sucios. 

Ellos estaban encantados, enseguida han buscado a sus amig@s con la mirada y han verbalizado con quien querían sentarse. 

Pero antes de nada, hemos recordado que en los momentos de trabajo, aunque se puede hablar en un tono bajito con los compañer@s de mesa, debemos respetar y no jugar entre nosotros cuando haya que escuchar las explicaciones del profes@r. 

Por último les he preguntado que pasaría si hubiera problemas a la hora de sentarse...

- Lo solucionamos hablando profe.

Han habido casos en los que no era posible sentarse al lado de un compañero ya que otros han sido más rápidos y han ocupado el lugar. En ese caso, se han sentado enfrente o en diagonal y ellos mismos han dicho, al lado no podía pero igualmente estoy cerca de él/ella. Ninguno se ha enfadado y se han conformado con estar todos juntos en el mismo equipo y eso...es maravilloso!porque han demostrado ser buenos amigos y sobre todo, que han sabido gestionar ellos solos la situación. 

Les he dado mi confianza y les he dicho que estoy convencida de que lo sabrán hacer muy bien de aquí a final de trimestre. 

De momento están muy contentos con sus nuevos equipos y han quedado de la siguiente manera:



A día de hoy sólo puedo deciros que no fue fácil hacer el cambio pero mereció la pena y desde entonces, todos mis grupos (desde los 3 añitos) se sientan donde quieren. Se acostumbran a hacerlo de esta manera y para ellos es absolutamente normal, por lo que, los conflictos no se dan como se daban cuando empecé a hacerlo a mitad de curso o de un año para otro. 

Esto no quiere decir que no los pueda haber en futuras ocasiones, pero a veces, tenemos que intentar dejar de querer controlarlo todo en el aula y dar a los niños más libertad, tiempo y sobre todo confianza para solucionar los conflictos que puedan surgir. Es importante cuestionarse el porqué hacemos las cosas de la manera en la que las hacemos, con qué intención o propósito y ser consecuentes, ya que, al escribir el nombre en cualquier objeto (ya sea silla, mesa, lápiz...) indica una posesión, y hay casos en los que los niños no dejan (como es absolutamente normal si lo pensamos bien) que otros se sienten en "sus sillas" porque como ellos dicen, son suyas. Si fomentamos la acción de compartir... ¿porqué les asignamos "su" silla o "su" mesa?

Creo que no está de más reflexionar sobre estos aspectos, por lo que aprovecho compañera para agradecerte infinitamente que hayas hecho cuestionarme aspectos de mi propia práctica docente. 

Es importante que poco a poco nos vayamos quitando el miedo al cambio... muchas veces, trae consigo cosas increíbles que nunca imaginaríamos.