lunes, 16 de noviembre de 2020

¡Cosquillas y masajes!


Como rutina, todos los días a la vuelta del patio, dedicamos unos minutos de vuelta a la calma después de un momento tan necesario en el cual hemos liberado mucha energía. Es fundamental poder volver a un estado más tranquilo, de relajación, y así concentrarnos en una nueva actividad. 
Nos convertimos, por tanto, en nuestro más que conocido monstruo verde


Tenía por costumbre realizar esta rutina todos juntos sentados en sus sillas con los brazos cruzados y la cabeza apoyada en ellos creando un ambiente tranquilo, apagando la luz y bajando un poco las persianas, mientras escuchamos música relajante con diferentes sonidos de la naturaleza (las olas del mar, agua de la lluvia, una cascada, el ruido del agua en el río, el canto de los pájaros, música clásica...). En ocasiones, creo una historia en la cual somos los verdaderos protagonistas y, con los ojos cerrados, nuestra imaginación vuela a ese lugar tan maravilloso al que hemos viajado dejándonos llevar por distintas sensaciones que va experimentando nuestro cuerpo...

Poco a poco fui introduciendo variantes y empezamos a relajarnos de diferentes maneras para ir variando.  Hoy os contaré dos de ellas que les encanta a los peques en la cual es el jefe el encargado de hacerlo a los compañeros. Al principio era yo la que lo realizaba para después dejarles paso a ellos, sin embargo, cuando el jefe ha acabado de pasar por todos los compañeros me piden de nuevo que les pase una vez más😊

Con el pincel mágico se comienza haciendo cosquillas por el cuello, la cara, la frente...muy despacio y con suavidad. Cosquillas que a todos les encanta y que unos más que otros intentan aguantar sacándoles unas cuantas risas. En ocasiones, utilizamos también un limpapipas, unos alambres de colores que permiten doblarse fácilmente y que están recubiertos de terciopelo, un material muy suave que nos viene genial para hacernos las cosquillas. 

Este año, a causa de las medidas que tenemos que adaptar, nos centramos sólo en el cuello. 

                                          

Y por último, realizamos masajes en la espalda con ayuda de un rodillo. Subimos y bajamos despacio, sin apretar, por la espalda del compañero.


     

Ellos libremente eligen con qué prefieren relajar a los amig@s pero independientemente de lo que usen, es un momento con el que disfrutan y que en el fondo agradecen porque aunque a veces nos cueste volver a la calma...lo consiguen, incluso le piden repetir al jefe una segunda vuelta, siempre y cuando respeten y mantengan las normas de la relajación, manteniéndose en silencio para poder escuchar la música de fondo. 

Este año he introducido más variantes, que poco a poco os iré mostrando, para que cada día volvamos a la calma de una forma diferente y amena pero siempre...tranquila.

¡Espero que os gusten!

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