sábado, 25 de abril de 2020

Un cambio de escuela

Ayer tuve el placer de disfrutar del seminario online que se llevó a cabo a través de https://integratek.es/  (os aconsejo verlo si no habéis tenido oportunidad, al igual que otros muchos que han ofrecido) y que tenía como ponente a Francesco Tonucci, psicopedagogo italiano al que admiro y con el que no puedo estar más de acuerdo en relación a su forma de entender la Educación.
El seminario, que llevaba por título "Por una buena escuela en tiempo de Coronavirus", me hizo plantearme varias cuestiones, una vez más, referidas a cómo abordamos la enseñanza en la escuela con nuestros niñ@s.

Soy una persona muy inquieta y me encanta acudir a cursos de formación así como escuchar seminarios o conferencias de distintos profesionales de la educación para aprender y mejorar mi trabajo en la medida de lo posible. Me gusta reflexionar sobre mi día a día en el aula, evaluar mi práctica docente y cambiar aquellos aspectos con los que no estoy convencida.

En los años que llevo trabajando ha ido cambiando mi visión de la enseñanza y en la práctica he ido realizando cambios que me hacían sentirme cada vez mejor conmigo misma y con la forma de entender la educación, aunque eso incluyera desencuentros, algún que otro disgusto e ir a contracorriente. En relación a este aspecto, algunos cambios que se han ido produciendo poco a poco han sido a base de cuestionarme diferentes aspectos, de probar una y otra vez hasta dar con lo que yo sentía que era realmente mejor para los niños. Y una forma de aprender y mucho ha sido observando y preguntando a l@s compañer@s, me encanta aprender de ell@s (tanto de las cosas positivas como negativas) pero no haciendo lo que se supone que es lo normal por el simple hecho de que todo el mundo lo haga, sino cuestionándome el porqué de cada cosa y llevándolo a la práctica para poder comprobarlo por mí misma.

Es una realidad que nadie nace sabiendo, y yo empecé en esta profesión con muchísimas dudas sobre cómo llevar a cabo mi profesión de la mejor manera ya que en la carrera universitaria no me han formado para poder  enseñar algunas de  las cosas tan fundamentales a las que me iba a enfrentar en el futuro. Por lo que, la experiencia es un factor bastante importante que te hace mejorar pero que, sin duda, hace falta también una mente abierta y una actitud positiva por querer cambiar la escuela actual tradicional a una escuela, como explicó perfectamente Francesco, en la cual ayudemos a los niños a descubrir dentro de sus personalidades aquellos talentos y vocaciones que tienen ofreciéndoles todos los recursos para desarrollarlo al máximo nivel.

Es nuestra responsabilidad ayudarles en este aspecto al igual que a las familias a entender que hay otro tipo de educación, que dista mucho de la que tenemos hoy en día y de la cual no hemos evolucionando desde hace 20 años. Una educación que tenga en cuenta las opiniones de los niños para saber qué quieren y qué les interesa aprender.

Personalmente, soy consciente de los errores que he cometido (y que sigo cometiendo ya que sin error no hay aprendizaje y un maestro nunca deja de aprender) pero me esfuerzo cada día por mejorar y cambiar, sobre todo escuchando más a los niños, atendiendo a sus preocupaciones e inquietudes, conociéndoles mejor a ellos, a su familia y entorno, aprendiendo a observándoles mientras juegan, haciendo asambleas interminables compartiendo experiencias, sentimientos y risas... acabando con abrazos y besos gigantescos, fomentando así una buena y tan necesaria educación emocional. Todo ello, sin dejarme arrastrar por la programación, por esos contenidos que te recuerdan todo lo que tienes que dar y que por el estresante horario no te ha dado tiempo, precisamente, por estar "perdiendo el tiempo" en otros aspectos.

Francecso ofreció una serie de propuestas para realizar en casa con todos los niñ@s  aprovechando el momento que estamos viviendo (adaptando el nivel de dificultad por supuesto) con ayuda de los padres (sobre todo en los más peques). Actividades sencillas y muy básicas que a mi parecer son totalmente razonables que se pueden llevar a cabo de una manera u otra.

Cuando finalizó el seminario tuve la necesidad de comentar impresiones con Elena, una compañera y amiga de la que he aprendido mucho observando y con la que comparto entre otras cosas estas inquietudes.
La sensación que teníamos, cada vez que escuchamos seminarios o cursos, era la misma...una mezcla de sentimientos ya que, por un lado, te sientes bien contigo misma y orgullosa de saber que vas por el buen camino ...pero, por otro lado, disgustada, resignada o incluso enfadada con el sistema en general. Sobre todo, con el hecho de querer cambiar cosas pero no poder hacerlo como te gustaría porque inevitablemente hay algunos aspectos que no dependen de uno mismo y en ocasiones tienes que hacer lo que toca aunque vaya en contra de tus pensamientos...

Ese dilema interno es complicado de gestionar pero que me quedo con la esperanza de que, poco a poco y cada una de las personas que creemos en el cambio, vayamos aportando nuestro pequeño granito de arena para hacer una escuela mejor. Este es el mensaje esperanzador que saco de la interesantísima y excelente charla de Francesco Tonucci y agradezco infinitamente que haya personas así que hagan pararnos a repensar y a cuestionar, si cabe aún más, qué escuela queremos realmente tener.


¡GRACIAS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario